Por estos días recordé que la muerte puede ser una instancia más de la
vida.
Y hasta un recurso, si se quiere, que permita un giro, un cambio de
rumbo en una conversación o en una
relación que a veces aunque esté continuada puede estar interrumpida, detenida,
estancada.
Entonces ese cambio de condiciones, la muerte de uno de los
interlocutores, cambia las características del diálogo.
Las preguntas y las respuestas, que ya parecían agotadas, tienen otro
carácter.
Formula preguntas quien no lo hacía o las preguntas cambian, o se
responde a las mismas cosas de otra
manera…
Y, a pesar de que las condiciones no son las mejores y de que ahora
hay un sólo interlocutor, el diálogo fluye.
Esa charla interrumpida quizás hace años, se des-estanca, se
des-encaja y fluye enriquecida por ese aporte último y extremo, por ese supremo
sacrificio; La Muerte.
Aníbal Acuaro
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